En el Parque Nacional La Campana, los suelos y sustratos son igualmente fascinantes. La geología de la región ha dado lugar a suelos variados, con afloramientos rocosos y sustratos de gran interés. Los suelos de la zona varían desde suelos arcillosos hasta aquellos ricos en minerales como el cuarzo y el feldespato. Estas características geológicas únicas influyen en la vegetación y la flora, creando nichos ecológicos específicos para diversas especies. Los sustratos rocosos proporcionan un hábitat único para plantas adaptadas a estas condiciones extremas, lo que contribuye a la diversidad biológica del parque.
Circuito El Palmar - Punto N°7
Punto de encuentro de las quebradas de El Amasijo y La Cortadera, donde se forma el estero Rabuco, principal colector de las aguas del sector Ocoa del Parque Nacional.
Los valles torrenciales han perdido pendiente enlazando con una zona llana al pie de los montes, conformando un depósito de aluviones de forma cónica, que se distingue como un cono de deyección.
Este tipo de morfología del relieve, sin embargo, es fácilmente modificable por una crecida de las aguas.
Circuito El Palmar - Punto N°8
La adaptabilidad de los líquenes a condiciones adversas, como la aridez y la intensa radiación solar que caracterizan a La Campana, evidencia su capacidad para sobrellevar condiciones extremas. Estos líquenes no solo desempeñan un papel fundamental en la estabilidad de los suelos y la retención de humedad, sino también se consideran bioindicadores de la calidad del aire, dado que su presencia y diversidad están intrínsecamente relacionadas con la pureza del entorno. La conservación de esta comunidad liquénica se convierte en una prioridad para preservar tanto la integridad ecológica del parque como su valor científico, al servir como modelo de adaptación a condiciones ambientales adversas y contribuir al entendimiento de las complejas interacciones entre estos simbiontes y su entorno.
La profunda diversidad de líquenes en el Parque Nacional La Campana no solo reviste importancia biológica, sino que también añade un componente estético y científico atractivo a la región. La observación de esta variada comunidad liquénica en un entorno montañoso tan riguroso subraya la importancia de la biodiversidad y la necesidad imperativa de proteger y conservar estos ecosistemas para el beneficio de la investigación científica y el disfrute sostenible de las futuras generaciones.
Circuito El Palmar - Punto N°10
La edafología es la ciencia que se dedica a estudiar las propiedades del suelo y los procesos de su formación, o edafogénesis. Esta puede observarse en tres etapas.
En primer lugar, la roca madre es alterada o meteorizada, por factores como las temperaturas o las precipitaciones.
Luego, en segundo lugar, se instalan los primeros seres vivos tales como musgos y plantas, que alterarán aún más el material rocoso, influyendo en la composición química del sustrato, aportando materia orgánica y nutrientes a través de sus procesos biológicos.
Tercero, los componentes se irán mezclando a través de movimientos generados por las raíces y por el flujo de aire o agua a través de los poros del sustrato, formando una capa de suelo.
La mezcla de diversos nutrientes, junto con la humedad del sector, permitirán el crecimiento de diversas especies de plantas y musgos que irán expandiendo la superficie del bosque.
Circuito El Palmar - Punto N°12
Hacia 1634 el dueño de las tierras del valle de Ocoa era Francisco Pedraza, potentado encomendero chilote. Su propiedad colindaba al noreste con Llay Llay, al poniente con Quillota, al sur con Olmué, y al este con Caleu. Tenía plantaciones de cáñamo para elaborar jarcias y cuerdas para abastecer al ejército que batallaba en la frontera del Biobío. También tenía viña, molino, curtiduría, ganado, yuntas de bueyes y mulas.
A principios del siglo XVIII, la estancia fue adquirida por los jesuitas. Sus casas principales se ubicaron a los pies del Cerro La Calavera y cultivaron una viña con más de 8.000 plantas. Administraban una apreciable masa de ganado; sumando 1.791 ovejunos, 689 vacunos y otros 357 animales, entre caballos, mulas y burros. Cosechaban entre 600 y 800 fanegas de cocos anuales, los que eran muy apetecidos por las tripulaciones de los barcos.
Tras la expulsión de los jesuitas, en 1767, la propiedad fue arrendada y se mantuvo prácticamente intacta hasta 1822, momento en que se hizo su partición, dividiéndose en cinco hijuelas: Ocoa, Vista Hermosa, Rabuco, Maitenes de Ocoa y Las Palmas. Ésta última fue la que pasaría a constituir el sector de Ocoa del Parque Nacional La Campana en 1965.
En los siglos XIX y la primera mitad del siglo pasado, se conservó la infraestructura productiva implementada por los jesuitas, manteniéndose la crianza de ganados, la explotación de la viña, el beneficio del oro con trapiches y lavaderos, las viejas plantaciones de cáñamo para labrar jarcia y el uso de los cocos de las palmas.
La situación productiva cambió fuertemente con la Reforma Agraria, de los años 60 y 70, que conllevó expropiaciones de fundos y la subdivisión de las propiedades. A los inquilinos se les entregó una parcela de terreno en el plano, y además, un derecho a cerro. Revertida la reforma en los años posteriores, muchas de estas propiedades y derechos de los parceleros fueron adquiridos por gente de afuera, dando origen a un nuevo mosaico poblacional durante el siglo XXI.
Circuito El Quillay - Punto N°6
Un liquen puede parecer un solo organismo, pero en realidad es una entidad compleja formada por varios organismos que viven en simbiosis, constituidos por un hongo, que es el elemento principal, y un alga verde y/o una cianobacteria.
Son esencialmente colaborativos, no competitivos, ninguno domina al otro. El alga o cianobacteria se encarga del alimento y el hongo le proporciona un hogar. Mientras el segundo no es capaz de llevar a cabo la fotosíntesis, sí lo hace el componente de alga, quien aporta los nutrientes -principalmente nitratos de carbono y compuestos del nitrógeno- para que el hongo pueda desarrollar el metabolito secundario. Por su lado, el hongo aporta la capacidad de adherirse al sustrato y protección, aparte de sales y aguas de minerales que obtiene del sustrato.
Son capaces de colonizar casi todos los ecosistemas conocidos,pudiendo sobrevivir a condiciones meteorológicas extremas. Sin embargo tienen un punto débil, puesto que son muy sensibles a contaminantes como el dióxido de azufre y el amoniaco. En este sentido, son un interesante bioindicador de las condiciones ambientales de un lugar, actuando como un medidor natural de la contaminación. Entonces, mientras más líquenes encuentres, más limpio estará el aire y el agua en ese lugar.
A lo largo del sendero habrás visto líquenes adheridos a rocas y a cortezas. Fíjate que los primeros tienen formas crustáceas y están completamente adheridos a la roca, mientras los segundos pueden adoptar también formas fruticulosas, como las que proliferan en los troncos y ramas de los litres y espinos que te rodean.
Circuito El Quillay - Punto N°8
Estamos en el fondo de una pequeña quebrada que se llama La Buitrera. Se trata de un colector de aguas secundario que abastece al estero Rabuco, principal efluente de la cuenca de Ocoa.
Su patrón de drenaje está formado por afluentes primarios y secundarios, que se unen libremente en cualquier dirección, teniendo la forma de una mano extendida donde cada afluente del río principal equivale a cada dedo de las manos.
Habrán visto que las laderas de los cerros que nos rodean presentan formas de avenamiento, que son característicos de rocas ígneas macizas sin un control estructural. Se trata de rocas formadas por la solidificación del magma; a través de un proceso de cristalización, que resultó del enfriamiento de los minerales y del entrelazamiento de sus partículas.
Rocas fragmentadas que ruedan a paso lento en dirección a los ejes de las quebradas, que son arrastradas en días de furor lluvioso y de remociones en masa, y sujetas a una continua meteorización durante sus largos periodos de asentamiento en cada lugar.
Los bolones de piedra son característicos del pulimento de materiales rocosos más gruesos generados por el escurrimiento superficial del agua. Sus partículas más finas se fueron desprendiendo, liberándose de la capa de maicillo que los cubría.
Circuito La Cascada - Punto N°3
En este sector puedes apreciar la fuerza que han tenido los afluentes para trasladar material desde las laderas de los cerros hasta el suelo en que te encuentras de pie. El transporte hidráulico ha sido capaz de arrastrar las rocas desde las partes más altas de las quebradas, rellenando el valle con rocas o clastos de distintos tamaños que, al mostrar formas redondeadas, manifiestan el desgaste que han sufrido producto del accidentado viaje desde su origen.
Las principales subcuencas que han tenido un rol protagónico en la conformación del suelo en que te encuentras son Quebrada El Amasijo y Quebrada El Cuarzo, que se caracterizan por presentar esteros de aguas permanentes, es decir, que corren todo el año. Ambos esteros cuentan con el aporte que realizan otros cursos de agua intermitentes que surgen en épocas en que las precipitaciones son muy intensas, o cuando ocurre el derretimiento de la nieve que se acumula durante el invierno en las cimas del parque.
En años en que las lluvias son torrenciales, se pueden dar fenómenos como los aluviones, que implican que la fuerza del agua será capaz de desprender el material rocoso y arrastrarlo por distancias mayores, lo que en combinación con el barro arrastrado puede ocasionar embancamientos o acumulación de sedimentos.
Circuito La Cascada - Punto N°6
Cuando diriges la vista hacia las cimas de los cerros que se sitúan frente a tí, puedes observar el material rocoso que asoma entre la vegetación. Como puedes notar, hay rocas de gran tamaño situadas unas junto a otras, y son de formas muy redondeadas. Esta conformación heterogénea del terreno se denomina caos de bolones o caos granítico, y a veces logra una apariencia de ladera con escalones. El caos de bolones corresponde a un fenómeno geomorfológico en que las rocas van siendo erosionadas, perdiendo material de manera esferoidal como si fuera una cebolla perdiendo capas. Esto ocurre debido a que la composición mineral de las rocas está dominada por el granito, mineral compuesto principalmente por cuarzo y feldespato potásico.
La erosión de estas rocas está ocurriendo in situ, por elementos como las lluvias o los cambios abruptos de temperatura, pero es posible que algunos bloques puedan desprenderse y desplazarse hacia sectores más bajos de la ladera por efecto de la gravedad. Además, podrás observar bajo tus pies una suerte de “arena” que corresponde a las partículas finas del material meteorizado de los bloques que se aprecian allá arriba y que han sido traído hasta acá por el lavado realizado por las lluvias.
Circuito La Cascada - Punto N°8
Las rocas aquí tienen formas muy peculiares. Como puedes observar, muchas de ellas parecen cortadas en grandes piezas de rompecabezas. Lo que ves es evidencia de las condiciones que han tenido que soportar las rocas a la intemperie. La meteorización es el proceso por el cual las rocas son alteradas y disgregadas por distintos factores que las afectan cuando afloran en la superficie. La meteorización física, que es una de las que podemos observar de manera más clara en este paisaje, corresponde a la disgregación de la roca por fuerzas que aunque alteran su forma, no alteran la composición de sus minerales. Los cambios abruptos de temperatura son una de las fuerzas capaces de realizar este trabajo modelador fracturando la roca en pedazos en un proceso denominado termoclastia. En este proceso, el calor recibido por la roca a causa de los rayos del sol durante el día ocasiona que ésta se dilate, mientras que al caer la noche disminuyen abruptamente las temperaturas provocando su contracción y rotura.
Circuito La Cascada - Punto N°9
El Parque Nacional La Campana alberga una gran riqueza litológica. La modelación del relieve se ha dado por la combinación de elementos como el plegamiento de la corteza terrestre producto de la tectónica de placas, el surgimiento de fractura o fallas de gran envergadura, y el afloramiento de minerales de distinta naturaleza. Estos elementos han provocado la coexistencia de unidades litoestratigráficas, también llamadas formaciones geológicas, de distinta data. Dentro de ellas se encuentra la Formación Lo Prado, la formación La Horqueta, el plutón de Caleu, la unidad La Campana y la unidad Diorítica.
Desde el mirador de la cascada no sólo puedes apreciar como las fallas del terreno han provocado el afloramiento de los minerales dispuestos en columnas, dando origen a un macizo muro, sino que además, puedes observar el trabajo modelador que lleva a cabo el agua. El agua superficial es capaz de socavar el terreno a su paso, erosionando su lecho por medio del transporte de sedimentos que transporta desde la cabecera, lugar donde se origina. Sin embargo, cuando el material rocoso es muy resistente a la erosión, el curso de agua tardará mucho más tiempo en lograr su modelación, como lo es en el caso de la cascada La Cortadera, salto que se extiende por más de 25 metros.
Travesía Granizo - Ocoa - Punto N°13
Los senderos se deterioran con el paso del tiempo, requieren ser manejados para que las personas puedan transitarlos en forma sustentable y segura.
En su deterioro influye la erosión provocada principalmente por las lluvias sobre las carpetas de las sendas. Ya sea por fuertes pendientes, por malas inclinaciones para el desagüe o por suelos inestables.
También influye el uso histórico de la huella. Las sendas arrieras suelen generar profundas cárcavas como las que hemos estado sorteando en los últimos trayectos. La pata del caballo es más pequeña que la nuestra y la presión que ejerce su pisada es varias veces mayor. Y cuando el suelo está barroso, cala más hondo.
Esta travesía pasa por distintos tipos de senderos, unos más exigentes que otros, cambiando de ambientes de bosque a matorral, alternando panorámicas de valles y montañas, deslumbrándonos con la distribución de rocas y palmas. También utiliza pequeños tramos de caminos que construyeron los antiguos empresarios mineros, que operaron antes en lo que hoy es el Parque Nacional La Campana.
Ya que caminar nos produce placer, también debe preocuparnos en qué estado están los senderos, si están bien señalizados y de provocar el menor daño posible con nuestra pisada, tanto en la calzada como en su entorno.
Qué mejor lugar para hacer esta reflexión, donde palma y sendero simulan una lucha entre titanes. Un silencioso llamado a la responsabilidad del caminante para proteger la huella y a este solitario individuo.