Parque Nacional La Campana

Circuito El Palmar

4.9km 2hr 27min107mt

Dificultad: baja

Recorrido de baja dificultad, alternando por ambientes de bosque y matorral esclerófilo, cruzando zonas de sedimentos fluviales y lomajes bajos, en el piedemonte del cerro La Campana.

La palma chilena es la gran protagonista de este circuito que realza la importancia de haber protegido este lugar como Parque Nacional en la década de 1960, teniendo en cuenta cómo fue explotada esta especie desde la Colonia.

Recomendable visitar después de la primera lluvia del otoño hasta el mes de octubre, para evitar calores intensos y exposición al sol.

1. Piedra conmemorativa

En 1936, el eminente botánico Gualterio Looser propuso a las autoridades la conservación del palmar de Ocoa, el más extenso que iba quedando en torno a Valparaíso, y las roblerías del cerro La Campana, pues constituyen el límite norte de esta importante familia de árboles chilenos, vestigio de una época geológica con un clima más húmedo que el actual.

En 1964, Agustín Garaventa y Álvaro Valenzuela iniciaron una fuerte campaña para la conservación del área, logrando que el diputado Eduardo Ballesteros presentara el proyecto de Ley para declararla como Parque Nacional. Este nace de manera formal bajo la Ley N° 16.699, promulgada el 17 de octubre de 1967, pero sin delimitar la superficie que abarcaba.

En octubre de 1968, el propietario del fundo Las Palmas de Ocoa, Raúl Ovalle, donó al fisco parte de sus terrenos, con el objetivo de que el Estado cuidara la vegetación existente en sus cerros, cajones y quebradas, y que protegiera a las palmas chilenas existentes o que nacieran en el futuro. Todo esto, bajo una condición: que la familia pudiera continuar haciendo usufructo del palmar para extracción de miel y la recolección de semillas, lo que ocurrió hasta 1982.

La donación se realizó en el contexto político de la Reforma Agraria. En el sector, varios fundos vecinos habían sido expropiados y luego subdivididos, otorgándose parcelas y derechos a cerro a los antiguos inquilinos. Así, con la donación se evitó la expropiación y la entrega de parcelas a los inquilinos y el dueño pudo continuar explotando su principal recurso por 15 años.

2. Cerro La Campana

“La actividad minera en los Andes es milenaria, tal vez tan antigua como el hombre en nuestro continente. La extracción de sal y boratos de los salares, la explotación de los bancos de arcilla para la fabricación de recipientes cerámicos, la extracción de vidrio volcánico y basaltos para la confección de puntas de proyectil u otras herramientas cortantes, la recolección de sedimentos de diferentes tonalidades para su empleo como pigmentos, la localización de vetas de cuarzo y rocas semipreciosas para la elaboración de adornos, los afloramientos de roca granítica con la que fabricaban martillos, molinos o esculturas, la utilización de barro para los ladrillos y revoques y la lista continúa con cuantiosas variedades de elementos de origen volcánico, metamórfico y sedimentario que fueron utilizados para distintos fines desde tiempos inmemoriales”.

Christian Vitry, Montañista y Antropólogo

“La historia se remonta a la época de la conquista, cuando los españoles recién llegados al Valle de Limache oyeron, por parte de los aborígenes locales, que en tiempos remotos el cono de La Campana era un peñasco reluciente de oro y pedrerías, codiciado por una nación extranjera y valerosa, que vino a conquistarlo, pero que los machis, o brujos del lugar, resolvieron burlar la codicia de los forasteros, disponiendo que en una noche cayera una capa espesa de granito sobre el cerro encantado, la cual oculta para siempre sus codiciados tesoros”.

Andrés González Valencia

Arrastrar

3. Cordones montañosos

Mira este paisaje de amplia perspectiva. Una vista panorámica que abarca casi por completo el sector Ocoa del Parque Nacional La Campana

A nuestra derecha, destaca el macizo del cerro La Campana, con su cumbre de 1.828 msnm. Desde allí, siguiendo por la línea de cumbres hacia la izquierda, descendemos hasta alcanzar un punto más bajo. Ahí está el portezuelo de Ocoa, por donde pasa el sendero que une este sector del Parque con los de Cajón Grande y Granizo.

Luego la línea asciende y es interrumpida por el morro El Labrado, que está en un plano más cercano, dividiendo las aguas de las quebradas El Amasijo (derecha) y Cuarzo (izquierda) . A su izquierda se asoman al fondo la Punta Imán (derecha), de 2.035 msnm y el cerro El Roble (izquierda), de 2.222 msnm, que demarcan el límite del Parque con la comunidad de Caleu y la Región Metropolitana.

Y más a la izquierda, la línea de cerros más próxima, donde destaca el morro El Litre de 1.621 msnm, demarca el cierre del Parque Nacional por el norte, con su tercera quebrada colectora, La Buitrera, hacia abajo.

4. Bosque esclerófilo

El bosque esclerófilo es una formación vegetal propia de climas mediterráneos en que las lluvias se concentran en los meses de invierno, mientras que los meses de verano suelen ser muy secos y cálidos. Este tipo de bosque se ubica entre la región de Valparaíso y la región del Biobío, en la zona comúnmente denominada Chile Central.

Las especies de plantas que predominan en este bosque están preparadas para resistir la sequía y las altas temperaturas del verano debido a que sus hojas son muy duras y gruesas. Además, predominan especies arbóreas y arbustivas perennes, es decir, que se mantienen verdes todo el año. La cobertura arbórea de este bosque puede alcanzar los 15 metros, en coexistencia con arbustos y matorrales de menor tamaño que permiten albergar diversas especies de mamíferos, reptiles, aves e insectos. Dentro de los elementos que componen el bosque, se pueden encontrar especies espinosas como el Espino (Vachellia caven) o el Tevo (Trevoa trinervis), especies laurifolias como el Belloto del Norte (Beilschmiedia miersii) o el Peumo (Cryptocarya alba) y especies esclerófilas como el Litre (Lithraea caustica) o el Quillay (Quillaja saponaria).

Este tipo de bosque se encuentra altamente perturbado puesto que ha sido talado para la construcción de viviendas y para el desarrollo de actividades agrícolas, y ha sido afectado por la ocurrencia de incendios forestales de gran magnitud en las últimas décadas.

5. Guayacán

El Guayacán (Porlieria chilensis) es un árbol que habita desde la IV región de Coquimbo hasta la VI región de O’Higgins en laderas costeras, pendientes rocosas e incluso llanuras. Es un árbol con ramas gruesas y tortuosas, de hojas perennes, que se mantienen verdes todo el año, por lo que se desarrolla de manera óptima en compañía de otras especies vegetales del bosque esclerófilo. Es una especie que se ha adaptado bien a condiciones de alta insolación y de suelos de escasos nutrientes. Su floración ocurre durante los meses de primavera y sus flores son de color morado intenso, lo que le permite atraer a diversos tipos de polinizadores. Puede alcanzar una altura máxima de 6 metros y es de madera muy dura, la cual ha sido tradicionalmente usada para confeccionar herramientas para la agricultura.

Es una especie endémica, es decir, que solo puede encontrarse de manera natural en Chile. Ha sido declarada por el Ministerio de Medio Ambiente como una especie “Vulnerable” debido a su tala excesiva, el sobrepastoreo y la alteración de su hábitat.

Se ha estudiado por su capacidad de mover el agua desde capas profundas del suelo y elevarla a través de sus raíces aumentando también la cantidad de nutrientes para las plantas que crecen en sus cercanías. Esta capacidad llamada, levantamiento hidráulico, la convertiría en una especie clave a la hora de pensar estrategias para enfrentar el cambio climático y la aridificación en Chile Central.

6. Bosque higrófilo

Un bosque higrófilo o hidrófilo corresponde a una formación vegetal siempreverde que está presente en fondos de valle y márgenes de cursos fluviales, en condiciones de suelos muy húmedos y que se anegan temporalmente. Estos bosques pantanosos se desarrollan en zonas en que la geomorfología beneficia la acumulación de humedad como son las quebradas. Dentro de las causas de la humedad se encuentran elementos como las precipitaciones en forma de lluvia, el afloramiento de aguas subterráneas y la influencia de las neblinas costeras.

Entre las especies que logran mayor altura, conformando el dosel superior se encuentran el Belloto del Norte (Beilschmiedia miersii), el Peumo (Cryptocarya alba), el Naranjillo (Citronella mucronata), el Canelo (Drimys winteri), el Lingue (Persea Lingue) y la Patagua (Crinodendron patagua). En el dosel inferior se encuentran diversos arbustos de la familia de las mirtáceas como el Arrayán (Luma apiculata).

Este tipo de bosque es muy particular ya que representa una disrupción respecto de la vegetación que predomina en el resto del Parque Nacional La Campana, que está mejor adaptada para enfrentar la sequía, y porque conforma refugios bioclimáticos que han permitido conservar diversas especies de flora y fauna endémicas.

7. Tranque

Punto de encuentro de las quebradas de El Amasijo y La Cortadera, donde se forma el estero Rabuco, principal colector de las aguas del sector Ocoa del Parque Nacional.

Los valles torrenciales han perdido pendiente enlazando con una zona llana al pie de los montes, conformando un depósito de aluviones de forma cónica, que se distingue como un cono de deyección.

Este tipo de morfología del relieve, sin embargo, es fácilmente modificable por una crecida de las aguas.

8. Líquenes

La adaptabilidad de los líquenes a condiciones adversas, como la aridez y la intensa radiación solar que caracterizan a La Campana, evidencia su capacidad para sobrellevar condiciones extremas. Estos líquenes no solo desempeñan un papel fundamental en la estabilidad de los suelos y la retención de humedad, sino también se consideran bioindicadores de la calidad del aire, dado que su presencia y diversidad están intrínsecamente relacionadas con la pureza del entorno. La conservación de esta comunidad liquénica se convierte en una prioridad para preservar tanto la integridad ecológica del parque como su valor científico, al servir como modelo de adaptación a condiciones ambientales adversas y contribuir al entendimiento de las complejas interacciones entre estos simbiontes y su entorno.

La profunda diversidad de líquenes en el Parque Nacional La Campana no solo reviste importancia biológica, sino que también añade un componente estético y científico atractivo a la región. La observación de esta variada comunidad liquénica en un entorno montañoso tan riguroso subraya la importancia de la biodiversidad y la necesidad imperativa de proteger y conservar estos ecosistemas para el beneficio de la investigación científica y el disfrute sostenible de las futuras generaciones.

9. Casino

La miel de palma es un producto derivado de la savia de la palmera. Para obtenerla, la palma debe ser ‘volteada’. Produce hasta 500 litros de savia en nueve meses, y es productiva hasta por dos años.

Desde la época de la conquista, su técnica de producción ha sido la misma. La palma tenía una presencia generalizada en el Chile central, pero su explotación se intensificó durante la República, provocando la merma de la especie.

Una excepción fue Ocoa. En el siglo XX se desarrolló un sistema de rotación, para no voltear todas las palmas de un mismo sector. Se explotaban alrededor de 300 palmas por temporada. Según describen los ex inquilinos del fundo, la labor de la miel implicaba un trabajo exhaustivo y agotador, pero a pesar de esto recuerdan aspectos del trabajo con nostalgia.

La miel era vendida por los patrones del fundo. El trabajo se encargaba a los inquilinos. Para muchas personas que lo realizaban era reprobable la tala de palmas, y se alegraron de que esta actividad haya dejado de practicarse.

10. Procesos de suelo

La edafología es la ciencia que se dedica a estudiar las propiedades del suelo y los procesos de su formación, o edafogénesis. Esta puede observarse en tres etapas.

En primer lugar, la roca madre es alterada o meteorizada, por factores como las temperaturas o las precipitaciones.

Luego, en segundo lugar, se instalan los primeros seres vivos tales como musgos y plantas, que alterarán aún más el material rocoso, influyendo en la composición química del sustrato, aportando materia orgánica y nutrientes a través de sus procesos biológicos.

Tercero, los componentes se irán mezclando a través de movimientos generados por las raíces y por el flujo de aire o agua a través de los poros del sustrato, formando una capa de suelo.

La mezcla de diversos nutrientes, junto con la humedad del sector, permitirán el crecimiento de diversas especies de plantas y musgos que irán expandiendo la superficie del bosque.

11. Mirador al Amasijo

El Parque Nacional La Campana se ubica en la cordillera de la Costa, inmediatamente al sur del río Aconcagua, cuyo valle transversal corresponde al último de su especie, antes de la formación del valle central y la depresión intermedia hacia el sur. Posee un total de 8.000 ha de superficie y se divide en tres sectores: Ocoa,de 5.440 ha; Granizo, de 972 ha. y Cajón Grande, de 1.588 ha.

En la creación del Parque Nacional se consideró la protección de dos especies en particular, la palma chilena (Jubaea chilensis), especie endémica de Chile central, en estado vulnerable, y el roble de Santiago (Nothofagus macrocarpa) también endémico de Chile.

Estamos en el sector de Ocoa mirando hacia el área núcleo del Parque, donde se concentra la mayor cantidad de palmas chilenas. Tras la línea de cumbres están los sectores de Granizo y de Cajón Grande donde yacen y terminan los bosques de robles. Se trata de un sector de transición entre un clima semi-árido a otro mediterráneo, donde se traza el límite septentrional de toda la familia de Nothofagacae chilena.

Un entusiasmado Francesco Di Castri se refería así a las particularísimas características del Parque Nacional:

“Constituye una verdadera recapitulación biogeográfica y ecológica, en un espacio tan reducido, de casi todos los ecosistemas que se encuentran a lo largo de Chile. Matorrales xerófitos, en las laderas de exposición norte, como los del Norte Chico hasta Paposo; bosques de roble (Nothofagus), canelo, peumo, boldo y palma en las quebradas y laderas de exposición sur; pequeñas estepas en la cumbre del Cerro El Roble, similares a aquellas del Norte Grande y la Patagonia. ¿Y qué decir de la extremada riqueza de su biodiversidad? Especies de origen paleoantártico, valdiviano, neotropical y andino, todas entremezcladas, hasta constituir el más original de los mosaicos biológicos.”

12. Planicie Fluvial

Hacia 1634 el dueño de las tierras del valle de Ocoa era Francisco Pedraza, potentado encomendero chilote. Su propiedad colindaba al noreste con Llay Llay, al poniente con Quillota, al sur con Olmué, y al este con Caleu. Tenía plantaciones de cáñamo para elaborar jarcias y cuerdas para abastecer al ejército que batallaba en la frontera del Biobío. También tenía viña, molino, curtiduría, ganado, yuntas de bueyes y mulas.

A principios del siglo XVIII, la estancia fue adquirida por los jesuitas. Sus casas principales se ubicaron a los pies del Cerro La Calavera y cultivaron una viña con más de 8.000 plantas. Administraban una apreciable masa de ganado; sumando 1.791 ovejunos, 689 vacunos y otros 357 animales, entre caballos, mulas y burros. Cosechaban entre 600 y 800 fanegas de cocos anuales, los que eran muy apetecidos por las tripulaciones de los barcos.

Tras la expulsión de los jesuitas, en 1767, la propiedad fue arrendada y se mantuvo prácticamente intacta hasta 1822, momento en que se hizo su partición, dividiéndose en cinco hijuelas: Ocoa, Vista Hermosa, Rabuco, Maitenes de Ocoa y Las Palmas. Ésta última fue la que pasaría a constituir el sector de Ocoa del Parque Nacional La Campana en 1965.

En los siglos XIX y la primera mitad del siglo pasado, se conservó la infraestructura productiva implementada por los jesuitas, manteniéndose la crianza de ganados, la explotación de la viña, el beneficio del oro con trapiches y lavaderos, las viejas plantaciones de cáñamo para labrar jarcia y el uso de los cocos de las palmas.

La situación productiva cambió fuertemente con la Reforma Agraria, de los años 60 y 70, que conllevó expropiaciones de fundos y la subdivisión de las propiedades. A los inquilinos se les entregó una parcela de terreno en el plano, y además, un derecho a cerro. Revertida la reforma en los años posteriores, muchas de estas propiedades y derechos de los parceleros fueron adquiridos por gente de afuera, dando origen a un nuevo mosaico poblacional durante el siglo XXI.

13. Piedra tacita

Una piedra tacita es una roca de gran tamaño con un detalle muy particular: un agujero perfectamente perforado justo en el centro de su superficie. Esta roca perforada corresponde a un importante vestigio arqueológico de los grupos humanos que habitaron Chile central durante el período prehispánico denominado Alfarero temprano, ubicado entre el año 150 A.C. al 700 D.C.

La perforación de la roca puede tener forma circular, cónica, elipsoidal o semicircular, y su funcionalidad ha sido estudiada desde el siglo XIX. A veces es posible ubicar varios juntos o separados de manera equidistante, pero también hay casos en que han sido halladas dispuestas de manera solitaria.

En Chile, se ha llegado a la conclusión de que estas estructuras sirvieron al propósito de moler o triturar materiales de origen mineral, animal o vegetal, como por ejemplo, semillas. Sin embargo, como aquellos grupos humanos se extinguieron con el paso del tiempo, no es posible indagar en otras posibles funciones de las piedras tacita, aunque también se supone que tuvieron una función ceremonial.